Yo quisiera preguntarles a qué saben los manjares de la gula mientras la gente se muere por la infamia y la perfidia; aclaradme, santidades, si para Dios fue motivo de burla las mujeres maltratadas, niños sin pan y hombres sin justicia.
Yo quisiera preguntarles si han bajado de sus altares indecentes para salir a la calle contra un Gobierno que eligió el sufragio universal, cuando tras siglos de lucha el hombre ya ha logrado ser valiente para relegaros a vuestras poltronas manchadas de sangre inocente y del mal.
Yo quisiera saber porqué no desplegáis vuestras sotanas al viento, delante de tanques y misiles, para repeler las balas y el aliento de los señores de la guerra y visires que disfrutan con el tormento.
Mirad aquella foto del niño escuálido y el buitre acechando, con sus alas tan negras como vuestras plegarias condenando lo que el hombre se ha ganado tras siglos deseando apartar una religión que condena al hombre por desear su libertad y sobre el alma su mando.
¿Qué pedís? ¿A quién representáis? Escuchad bien de lo que hablo, ¿vendéis el oro para saciar el hambre humana o saciáis el hambre humana de oro y os vendéis al diablo? ¿Pedís no votar a los partidos que negocien con ETA? ¿También váis a ordenarnos que no votemos a los partidos que nos metieron en guerra?
Condenáis el divorcio cuando lo practicáis con la sociedad, echáis al fuego el sexo cuando lo hacéis hasta la saciedad; exorcizáis las parejas de hecho pero no al demonio de la deslealtad. Deslealtad a Jesucristo, a sus fieles mandatos, a la sangre derramada por miles de Pilatos que hoy veo con mitras y tiaras en la cristiandad.
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