La Hermandad de la Misericordia de San Fernando celebra este viernes uno de los acontecimientos más tradicionales en el calendario cofrade anual de esa ciudad: el Pregón de la Juventud Cofrade. En esta ocasión, son ya 28 las ediciones. Se dice bien pronto.
Tuve la dicha de pregonar a los jóvenes en la Cuaresma de 1992. Desde entonces acá ya ha llovido, los tiempos han cambiado, los jóvenes también, no usábamos internet en aquellos tiempos y en deseábamos que llegara el sábado para destinar nuestros esfuerzos como jóvenes en hacer una gran grupo fraternal, que no es ni más ni menos que una hermandad, el resto es accesorio.
Ahora es el turno de Manuel García Almarcha. Cuando mis nerviosas y torpes palabras salían de mi boca aquella noche cuaresmal de hace ya 16 años, Manolito apenas tenía ocho o nueve años, si no me fallan las cuentas. No lo conocía por entonces y ahora me siento dichoso de habernos unido por el signo de la amistad hace ya algunos años y compartir con él nuestro amor y devoción a los titulares y a la propia hermandad.
No es mi intención caer en tópicos. Sólo quiero expresar, horas antes de su disertación, mis más sinceros deseos de que nos deleite con un gran pregón, de que ofrezca todo lo que le sale del alma y Jesús de la Misericordia lo ayude en la noche de este viernes y lo acompañe, como seguro estoy lo hará, para hacernos vivir, en nuestra alma, las cosas que él nos desee transmitir. Un fuerte abrazo, Manolo, de un pregonero ya difuminado por el paso del tiempo, a un naciente orador como tú. Un fuerte abrazo, sí, en nuestra fraternal amistad y en el seno de nuestra querida hermandad.
Manolo es mi amigo. Manolo es mi hermano.
Fotografía: Manolo García Almarcha, en el centro de la imagen, junto a Carlos Fernández (d) y a mí en la caseta de la hermandad, en la Feria del Carmen y de la Sal, en julio de 2006.
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