lunes, 18 de febrero de 2008

Inutilidades

Yo me pregunto, en mi soberana ignorancia, para qué sirve un mitin de un partido político. Son como las tapias de los cementerios, absolutamente prescindibles, porque nadie quiere entrar y nadie puede salir...

Basta con verlos en televisión. Porque los que acuden a esas concentraciones en las que los líderes políticos sueltan impunemente sus promesas son los propios militantes, afiliados y simpatizantes. Vamos, que hoy tengo el día libre y no me da por cambiar la última película de Tim Burton por ir con un paquete de pipas de girasol a un mitin de Javier Arenas. No me interesa lo más mínimo. Y no conozco a nadie que en sus ratos libres tenga como afición acudir a los mítines electorales con una banderita en ristre en la que se aprecia el emblema de un partido. La gente va al cine, al fútbol, caza, pesca, se alquila pelis pornos, juega a la Wii, toma café, duerme la siesta o fornica, pero no va a ver a los políticos.
Así que, insisto, ¿para qué sirve un mitin?
Para nada. El orador de turno promete a gente que, aunque les hablara en cantonés, lo van a votar, ya están en el cupo del partido, así que da igual lo que les cuente porque no tiene necesidad de convencerlos, de manera que desde el punto de vista de captación de votos, los mítines son inútiles. Se convierten entonces en un gran ejercicio de onanismo político, en el que los que oyen escuchan lo que no necesitan y el que habla dice cosas sin necesidad, pero todos lo pasan bien creyéndose medias verdades, mentiras y zarandajas.
Desde el punto de vista informativo, los mítines tampoco son útiles. Porque ustedes, como yo, tendrán saturado el buzón de programas electorales y de puntos programáticos, así que todo el mundo ya sabe lo que defiende la derecha y la izquierda. Y los que navegan al son de las olas entre ambos conceptos, nos interesan menos.
De manera que yo pregunto cuánto cuesta hacer un mitin. Qué presupuesto tienen dentro de los gastos de las formaciones políticas, y mi interés es totalmente legítimo, porque para eso yo mantengo el sistema partiticrático con mis impuestos. ¿O acaso son tan ingenuos como los abonados de los clubes de fútbol, que creen que con la cuota que ellos pagan mantienen al monstruo económico que supone un club? ¿También piensan que los afiliados del PSOE, PP o IU son los que mantienen tantos fastos electorales?
Abogo por inventar algo distinto, no sé, doctores tiene la iglesia. Pero cada vez que veo en la tele un mitin, pienso en lo que disfrutaría Fellini o Berlanga haciendo un película surrealista sobre semejante idiotez.

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