La Isla era isla de pijas descendientes de galones y cocas, que paseaban sus curvas por la calle Real de un lado para otro devorando con la vista a posibles víctimas que comían pipas de girasol desde la esquina de la calle Colón hasta la Alameda para, una vez llegar allí, volver sobre sus pasos y así sucesivamente durante la noche. Descanso en escalones de la calle Rosario, en algún ventanal de los bancos de la calle Real y Carnaval con brutos dando palos a las niñas en el culo con los bastones de plástico que grupos de desaprensivos rellenaban de arena mientras cortaban un capirote viejo de penitente para vestirse de verdugo. En eso ya era pueblo cebollero La Isla, pero aquello pasó a mejor vida. Respiramos.
Imperaban las niñas con estilo -aborrezco a las pijas, no confundáis los términos-, los chicos ocurrentes y se vestía bien. Todo eso desapareció. Conforme han transcurrido los años, los angangos barrillosos han ganado la partida con sus horrendas motitos, son más caros los zapatos que llevan similares a los de los astronautas que los habituales, y las estilosas nenas se han convertido en chillonas de tacos ataviadas con chándal y medallas de oro con nudos terminadas en alguna foto o ídolo flamenco. Ni rastro de femeneidad...Los que se compran el coche lo tunean para ir a ese balcón que iba a ser una mirada al mar (PGOU de 1992 dixit) de La Magdalena y que ha resultado ser una vista a un caño lleno de mierda y de ratas con un paseo marítimo contranatura. Aquella carretera de Camposoto (yo publiqué el proyecto en 1992) iba a convertirse en un complejo de hoteles, un club hípico, un camping de lujo con bonito nombre (La Leocadia) y se ha convertido en un rosario de coches anónimos (algunos no tanto, que las matrículas cantan) enfilados entre las maltrechas palmeras durante la noche y madrugada para que las parejas follen como puedan, a falta de casa y cama donde dar rienda suelta a los normales deseos carnales. Sólo la Junta de Andalucía ha hecho algo en Camposoto: los senderos.
Una rotonda en la zona donde resido se ha llevado años mostrando una imagen lamentable, tanto como los contenedores de basura (los que hay), las ratas casi leyendo el periódico durante los meses de verano, las calles del barrio de La Pastora sucias, malolientes, abiertas en el suelo ya sin sangrar y secas color desierto, la puerta de la iglesia llena de muebles viejos y zapatos durante días continuados; el barrio del Cristo se lo come la mugre. Pero aquí tenemos Juegos Iberoamericanos para 2010. Ah, y una procesión magna, un desfile de santos como la pasarela Cibeles para disfrute de la vista de los cotillas y locas de turno. Mi titular dando vueltas tras otros, así, sin sentido religioso alguno, sólo para contentar a un Ayuntamiento que ve venir el 2010 como un vulgar preludio del 2012 capitalino y necesita echar mano de todo. Y algunos cofrades en connivencia con ello... Si algunas de mis hermandades (Columna, Misericordia, Vera Cruz, Santo Entierro) se apunta a semejante pantomima, me daré de baja ipso facto. Lo afirmo dos años y medio antes y así lo he dicho en una mesa de Junta en la que ya, afortunadamente, se ha aprobado rechazar tal esperpento.
Hace apenas 24 horas, un millar de ciudadanos se han manifestado en la calle Real contra la filibustera subida de impuestos. Manuel María de Bernardo, alcalde de este poblado en el que han convertido esta real Isla de León, dice que me suben las tasas como si me tomara dos cafetitos con tostadas. Es decir, que pago los cafés y las tostas pero no me las como. Y encima, no tengo prestaciones en una ciudad ejemplo de desorden urbanístico.A juicio de don Manuel, toda esta movilización es un contubernio judeomasónico bolchevique que quiere acabar con su gobierno andalucista. Y popular, no lo olvidemos, esos que repartían folletos hace algunos meses garantizando que si ganaban no subirían los impuestos. Y no han incumplido lo que promulgaron, porque... no ganaron. Y tanto. Los terceros de cuatro. Pero nada dijeron de gobernar por la jeta.
En fin. Si existe un refrán que odio es ese que reza "Si no puedes con tu enemigo, únete a él". Visto lo que vivimos en San Fernando en estos años, lo pondré en práctica. Enarbolo la bandera blanca y me rindo. Me apunto hasta a la moda anganga y tunearé el Megane. Ya por lo pronto, visto igual que ellos. "Esssa Isla der Kamarón, del Viejo y La Lola, der Saporito, ole, ole, la mejón Zemana Zanta der mundo...". ¿Me admitirán entre ellos o, simplemente, me engullirán? Yo, por si acaso, ya los espero vestido, arreglado pero informal...
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